5/11/10


La salud visual de los que viven por fe
Hebreos 11; 23-27



Todo aquel que se detiene para reflexionar en la Palabra de Dios, puede notar que queda clara la estrecha relación que existe entre la fe y la visión. ¡Los hombres y las mujeres de fe tienen una visión espiritual saludable y sin ella no hay verdaderos hombres y verdaderas mujeres de fe! ¡La visión y la fe son marcas distintivas de los siervos (as) de Dios! ¡La visión y la fe van de la mano!

Así como cuando nacimos naturalmente fuimos dotados de la capacidad visual; cuando nacimos del Espíritu, Dios nos dotó de una visión Espiritual. La visión natural nos permite ver las cosas terrenales, materiales, efímeras y transitorias; pero la Visión Espiritual… trasciende lo humano, lo terrenal, lo pasajero y nos permite ver claramente lo celestial, lo porvenir, lo Divino, lo verdadero. “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” 1 Corintios 4; 18 ¿Cómo seria eso posible sin una visión Espiritual?

¡Pero cuidado! si la visión natural debe cuidarse, la visión Espiritual debe cuidarse mil veces más, ya que, si has conocido un creyente de poca fe, has conocido a un creyente de visión espiritual enferma.

Ahora bien, el pasaje que nos ocupa manifiesta el alcance de una visión sana y de la fe en la vida del cualquier creyente, ilustra esta verdad a través de una descripción rápida de la vida del niño, joven y luego adulto Moisés. Veamos lo que podemos aprender…

¿Por qué debemos mantener la visión espiritual sana?

I. Una visión saludable nos previene del temor y nos vuelve osados. (v 23)
“Le vieron niño hermoso… y no temieron”
Sin duda estos piadosos padres vieron un futuro promisorio para aquel niño, su visión les hizo desafiar el mandato del Faraón.
No importa lo que el faraón de este mundo haya decretado, yo veo un futuro hermoso.

II. Una visión saludable nos permite vivir una vida piadosa de santidad y abnegación. (Vv 24-26)
Moisés, hecho hombre, tomo decisiones que le llevaron a rechazar: una estirpe real, los deleites egipcios, y la riqueza material de una posición social. Rechazó un nombre, una carrera, una posición económica privilegiada…
La fuerza que motivó a Moisés a tal decisión se encierra en una correcta visión: “tenia su mirada puesta en el galardón”
El termino “mirada” se deriva del griego “Apoblepo” que significa: “mirar intensamente un objeto obviando todo lo demás”

III. Una visión saludable nos provee la firmeza necesaria para mantenernos inamovibles ante el mundo. (v 27)
Moisés dejó Egipto, y se mantuvo firme…
Se mantuvo firme en sus convicciones (nunca variaron), en su determinación, en sus decisiones…
Así como sus padres desafiaron la ira del rey, igualmente Moisés, dejó Egipto sin importar la ira del Faraón y las consecuencias de esto.
El secreto de su firmeza tiene que ver con su visión: “se sostuvo como viendo al Invisible”



Hay un común denominador en el relato de este pasaje: la saludable visión de sus protagonistas; los padres de Moisés le vieron niño hermoso, Moisés mismo tenía su mirada puesta en el galardón, y luego se sostuvo como viendo al Invisible…. Una sana visión y la fe van de la mano, juntas logran potencializar la vida de cualquier creyente en cualquier circunstancia.
El temor, la impureza y la inconstancia son señales de una visión enferma, por lo cual atendamos hoy la voz del Señor quien nos dice: “Por tanto, yo te aconsejo… unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” Apocalipsis 3; 18-19

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